5/24/2013

Sentir

La vio a los ojos, tomó su rostro, pero no la besó. Solo la vio, quería recordar aquellos ojos, nariz, labios, frente; quería grabar para sí aquel rostro del que se enamoró, aquella sonrisa que muchas noches consiguió robar, aquella mirada de ternura, quería recordar aquel amor.
Entonces la acercó a su cuerpo, la abrazó fuertemente, como cuando lo hacían cuando no se veían luego de horas y eso parecía una eternidad, sentir su espalda, cintura y cuello, el candor de su cuerpo y las manos de ella aferrando su espalda, no dejándolo ir.
De pronto la besó. No quería olvidar la textura de sus labios, su aliento en su boca, su respiración suave y agitada, su lengua siendo parte de aquel acto, el mismo que siempre conseguía encender la pasión. Sus bocas permanecieron juntas por muchos minutos, él recordó cuando se amaron intensamente, le hizo recordar aquel momento prohibido.

No era la primera vez que lo hacía, le gustaba recordar los paseos, el verse porque sí y no con un propósito salvo que este sea estar los dos. Saber que se habían visto unas horas y añorar que pasen las nuevas para volver a estar. Conversar y permanecer, no tener miedo, no dudar, no encontrarse en un hoyo donde la única salida era la partida.

Pero gritar te amo y decir su nombre seguía sin ser una opción.

Lo que digo y no

"vamos juntos, el mismo sendero, los mismos paisajes, a veces de la mano, otras simplemente lado a lado, como dos extraños a los que se les ha prohibido el contacto; entonces una sonrisa, dos y tres son fulminadas por aquel fantasma que pareciera no dejar de rondar jamás, aquel ente que se esconde entre los escombros del pasado, que sale de entre las ruinas para lastimar, para recordar que la frustración no dejó de ser nuestra amiga, que nos seguirá hasta que uno se rinda o vuelva loco en el intento; el frío de la noche congela mis dedos, me recuerda que por más que quiera, este invierno no será distinto del anterior, que nuestra vieja amiga seguirá frecuentando y que aquel fantasma seguirá arrastrándonos, que aquel símbolo de la serpiente comiéndose a sí tiene mucho sentido, que esta será una lucha eterna y que el esfuerzo añadido, por más que queramos, será inútil; abre los ojos para que veas aquella realidad, abandona el capricho, sé fuerte! sin embargo, los minutos siguen pasando y la noche parece no tener intenciones de acabar, pero es inevitable, en unas horas sabrás que es viernes, que mañana es sábado, pasado domingo y que este año, por más que hubieras deseado lo contrario, no será distinto del anterior."

Número 20 en caso de emergencias, todos son 20 desde hace muchas noches, son responsables del congelamiento y consuelo esta mala noche que sin duda tendrá relación directa con el malo día y la mala tarde, la misma que se transformará en malo sábado y derivará en un pésimo domingo, semana de mierda, repetitiva.

Hago público en esta fría madrugada de mayo, que me voy perdiendo, que escribo lo que hay en mi cabeza, que se torna cada vez más densa la niebla, más aparatosa la caída, más indescifrable el laberinto, que irrumpí en una puerta creyendo ser la salida, y resultó siendo el ingreso a un nivel más bajo, a una noche donde yo tengo entera responsabilidad de los actos, las palabras y muecas, donde por mí una noche no se puede llevar en paz, donde lo mejor sería desvanecer, erradicar, hacerme a un lado y dejar que crezca, que avance, que ame a otro, a otros y no se conforme con la mediocridad de mi ser, la amo y por ello dejaré que sea feliz sin mí porque tuvimos nuestro tiempo y me encargué de hacerlo añicos; estoy perdido, la amo demasiado y sin embargo no me siento feliz ni la hago feliz, no merece mi mediocridad ni este amor que ya no le doy.