6/15/2011

Cuatro

Aguardo afuera. Sentado, con un cigarro en la mano. Aguardo afuera tu llegada. Que asome tu mirada y que pases sin darme mucha importancia. Aguardo sentado, esperando verte sin que sospeches que estaré afuera.

Aguardo sin mucho apuro. Sé que tardarás en aparecer, pero que en algún momento lo harás. Aguardo paciente, pues no tiene precio ver tu tierna sonrisa, aquella que esconde dolor por lo que no puedes lograr.

Aguardo con el cuarto cigarro en mano. La amplia y vacía banca es vivo reflejo de mi ser. cierto, hay espacio, sin embargo la soledad impera a mi alrededor. Aguardo callado, soltando de cuando en cuando humo. Esperando eternamente tus pasos.

Aguardo tu largo cabello. Danzante ante el fuerte viento, coqueto y travieso. Seduciendo con sus ligeras ondas a quien pase por su lado. Aguardo poder sentir aquel suave aroma de tu enredadera. Verme atrapado en ti.

Entonces el décimo cigarrillo se enciende y apareces. Tan dulce. Tan bella. Te acercas y soy feliz. Mueves aquellos labios que tanto me encantan. De pronto sonríes y me pierdo en todo lo que eres. Me hipnotizo por tu sola presencia.

De pronto te callo. Tengo una confesión. Mi momento de egoísmo llegó. Y es que guardar por tanto tiempo aquellas palabras terminarán por consumirme. Necesito que sepas aquello que siento. Lo demando por mi propio bien, por verme tranquilo.

No tienes tiempo, debes partir. Te retengo un segundo, esperas impaciente. Noto tu malestar y te suelto. Entonces te enfadas y discutes. Yo, callado y tímido, recibo la reprimenda ante mi arrebato. Te pones de pie y te alejas.

¡COBARDE!

Entonces lo grito: ¡TE AMO!

Volteas sorprendida. Te acercas.

Ambos de pie. "Te amo... ¿no lo entiendes?"

"Lo siento... no" y te alejas rauda.

Solo, de pie y siendo observado. Tomo asiento, enciendo el último cigarro. Bajo la mirada al humo, esparciendo su veneno por doquier.

"Lo siento... no"

Aguardo afuera, sentado, fumando el último cigarro. Aguardo que vuelvas a salir. Aguardo eternamente en aquella vacía banca con la mirada en la nada. Aguardo otra respuesta. Aguardo solo.

Aguardo aquellas palabras que difícilmente dirás.

Aguardo que sientas aquello que nunca sentirás.

Aguardo por ti, por que no tenga que suceder aquello que escribo. Por que sea distinto.

Aguardo sin esperanzas por que me equivoque.

Aguardo afuera por que me ames como yo a ti.


5/05/2011

4/29/2011

Dos

Te veo,
me devuelves la mirada.
Cierras los ojos y sonríes.
Es cuando comprendo por qué me encantas.


Te sigo viendo.
Alejas la mirada y recuerdas.
Es entonces cuando la incertidumbre me asalta.


Hablas de esto y aquello.
Duele que lo hagas dadas las circunstancias;
la batalla que se libra en mi interior,
por conquistar tu amor.


Soy testarudo,
me dijeron que desista,
que en ningún mundo podrías considerar siquiera.


No importa,
igual lo intento.
Sé que no me sonríes ni sueñas conmigo,
sé que para ti no soy más que un amigo.


Duele, pero es cierto.
Porque esto que tanto siento
no es recíproco.


Es un capricho mío,
un vil acto de egoísmo.
Aún no olvidas, no dejas ir
ni tampoco ves aquello que puedo ofrecer.


Me podría arriesgar,
qué sentido tendría,
solo arruinar aquello que ya tenemos.


¿Acaso no me basta con desearte cada día más, con verte llegar y conversar, compartir y seguir dudando, seguir sufriendo y molestándome conmigo por ser tan cobarde?

¿Acaso necesito que me digas aquello que nunca he de escuchar?

Sí.



Es triste creer alcanzar algo y caer en la cuenta de que sigue siendo lo mismo. Que por más que quiera no sucederá. Entender que te quiero locamente y que solo va en una dirección mas no regresa.

Es difícil superar algo, afrontar una batalla que ya sabes perdida.

¿Acaso importa arriesgarse tanto?


No importa,
por ti lo haría mil veces.


4/18/2011

Uno

Entonces se nublan mis ojos, mi respiración entrecortada recuerda aquellas luces que empezaron con su incesante parpadeo; alegres y saltarinas dieron cuenta de aquella felicidad que me embarga cada vez que te veo, cada vez que te acercas y mueves tu boca en mágicas formas, emitiendo un dulce sonido que apacigua mi alma.

Y aquellas prendas que cargas, aquellas que reflejan la dicha de poder volver a sonreír, aquellas que muchas veces me ven, me buscan y luego se aburren de mi presencia y buscan otro donde posar su hermosura. Humildad encuentro en tu todo, sencillez propias y arrebato ante el temor de que descubras mi secreto.

Labios rojos, intensos, encendidos. Seducen e incitan con sus formas, encantan y adormecen mi andar, mi pensar, mi sentir. Rojos, tintos, dulces y amargos, salados por el rocío que emana de tus prendas, corroído por la soledad oxigenada del hallarse sola, sin nadie a quien retribuirle amor.

Y entonces sonríes, no hay motivo mas lo haces y la celestial negrura se ve alumbrada por la brillante Luna, redonda y blanca, llena de dicha al verse testigo de ti. Entonces tu silueta se hace presente, curvilínea y seductora te revelas ante mí y caigo en la cuenta de que sin ti no podría haber, no podría ser.

Me enredas en ti, en tu calor, aunque fugaz, disfruto al máximo de verme a tu lado, de sentir tu respiración en mi cuello y el aroma de tu cabello adormeciendo mis reflejos. Te aprisiono con fuerza, pues sé que te irás y no volverás, que no será lo que tanto espero, que no será lo que tanto anhelo.

(despierta...)

Es tan hermoso soñar, todo parece tan perfecto y alcanzable. Incluso tú, que sé nunca será, que seguiremos siendo dos, cada cual por su lado, coincidiendo por el mundo mas no en nosotros. El llanto interno de mi desdichado ser va tomando forma; la eterna soledad, la misma que pretendí burlar se ríe a carcajadas por mi fallido intento.

Cierro mis ojos y te veo de pie, sonriente como siempre. Me acerco despacio, temeroso, pero con la certeza de que es a mí a quien llamas, a quien esperas.

Entonces dos manos te toman y voltean, sonríes aun más. Y es que no olvidas lo que por tanto tuviste, lo que por siempre añoras, lo único que no pudiste controlar, lo único que siempre quisiste, el imposible de volver a sentir aquello que por mí nunca será.

Me quedo de pie. Volteas a contemplar mi infinita soledad. Sonrío para ocultar mi fragmentado llanto, sonríes con júbilo y paz, te marchas y yo regreso a lo hondo del pozo, al iluminado fondo, donde no hay más sombra...

que la mía.


3/20/2011

Not for you

Me decidí por dejar de buscarte, por tratar de encontrarte. De pronto me vi con la respuesta a todos mis malestares, a todo mi fastidio. Dejarte de lado, olvidarte y apartarte. Pasar por tu lado y saludarte de lejos, no avivar cada vez más este fuego que solo encuentra resguardo en mi pecho.

Perderme por un instante, o quizás dos. Salir de tu vida de forma abrupta. De esta forma hacerte ver lo que valgo en ti. Despertar aquel interés que sé nunca podré. Hacer que me extrañes de la misma forma que lo hago cuando te despides con un beso en mi mejilla y un abrazo a mi vulnerable alma.

Demostrarte que era importante en ti, que sentirías aquel vacío que mis palabras y ocurrencias dejarían en tu ser. Te preguntarías que pasó, qué hay de raro en todo que de pronto no se siente bien. Tantos pensamientos rondarían por tu cabeza buscando, sin éxito, una simple respuesta: yo.

Entonces no me acercaría. Te encontraría mas no te hablaría. Pasarías de largo, quizás sonreirías, más nada. Entonces te vería de lejos, me verías igual mas no irías a mi encuentro. Nunca lo hiciste. Nada ha cambiado.

Cuando me ves sonríes igual y me hablas igual. Tus ojos siguen tan brillantes como la última vez. Hasta te ves mejor, más radiante y alegre, viva. Pareciera que fue ayer y no hace un mes que nos vemos, que cruzamos palabras.

...

"Es... es gracioso cómo, a pesar de haberme ausentado... ni te inmutas. Sigues con tu vida, como si estuviera completa, nunca nada le faltó, y nadie se fue de ella, nadie importante al menos."


2/28/2011

Extinción

Recuerdo caminando por aquel estrecho pasaje, de subida, de bajada. Recuerdo la soledad que me abrazaba sin dejarme ir, que no me soltaba y me recordaba más a ti. Recuerdo que no te volví a ver más, que sentí el desprecio de tu sombra caminando tras la mía, sintiéndose obligada a seguir.

Que nuestras voces eran una por mutuo acuerdo, que nuestras manos, aunque juntas, no se tocaban. Que cruzábamos filosas miradas, que nos lastimábamos con cada palabra que guardábamos, que no gritábamos mas susurrábamos en cada beso que nos odiábamos.

Recuerdo aquel infinito del cielo, recuerdo tu cuerpo junto al mío y nuestros rostros viéndose, queriéndose. Recuerdo la lluvia que nos sorprendió y aquel húmedo aroma del pasto y la tierra uniéndose al de nosotros. Recuerdo que nos quedamos tendidos, recuerdo las gruesas gotas que nos acariciaban y nos recordaban lo mucho que nos queríamos.

Que no podría ser sin ti, que no había forma de dejarte, de olvidarte. Que el tiempo que pasamos juntos lo pasamos juntos y que lo disfrutamos como más pudimos. Que siempre estuvimos para nosotros y nunca nos dejamos de lado. Que siempre reíamos y nos amábamos.

Recuerdo las peleas, los continuos insultos y los golpes que me dabas. Recuerdo que me dijiste que no me querías, que hice lo mismo y nos fuimos con lágrimas en los ojos. Recuerdo que te pensé y añoré como nunca, que regresamos sobre nuestros pasos para abrazarnos.

Que recordábamos el amor que nos tuvimos, que nos teníamos. Que a pesar de todo estaríamos juntos. Que a pesar de habernos disculpado las ofensas, la herida nunca cerraría. Que nos fuimos alejando poco a poco, que pasamos a ser nada y a sentirnos cada vez menos.

Recordamos que nada es para siempre, que nadie escapa a esa ley, ni siquiera nosotros.

1/25/2011

Cubo

Y vuelvo a sentarme solo en lo ancho de mi habitación. El eco del teclado resuena en las cuatro paredes, cada letra me acompaña en la soledad que invento. Entonces veo tus ojos lanzar fugaces miradas de desaprobación, triste por aquello en lo que me convertí, aborreciéndome por ser tan cobarde y decidir no avanzar.

Alejo la mirada de tu foto, el verdor inquisitorio me persigue, estás en todos lados. Las cuatro paredes y el cielo abierto, negro, sin estrellas, me recuerdan a ti y en lo poco que nos quisimos. Tiendo mi cansado cuerpo en mi cama y aguardo tu voz susurrar como siempre al oído, decir aquello que nunca dices y que anhelo escucharte gritar.

Pero el ámbar de la calle me regresa de golpe a la realidad. Me dejé seducir por las sombras de aquel pasado que maquiné en mi mente, que quise llegar a realizar. Esta noche te recuerdo más que nunca porque tengo el infinito deseo de sentirte desnuda junto a mí, de sentir tu agitada respiración y suave piel humedecerse poco a poco.

Despertar con tus cabellos sobre mi rostro, nuestras piernas enlazadas y nuestras ganas buscando revancha. Poder decir que te amo las veces que pueda, gritar aquello que esta noche grito sin que llegues a escuchar. Soñar que aún no te has ido ni te irás. Desear que cada día amanezca antes de añorar que no lo haga más.

Entonces el tiempo azota aquella imagen que guardo de ti. Cruel como siempre, me recuerda que sigo soñando en imposibles y esperando algo que nunca será. No importa cuánto te desee, simplemente no volverás.

Seguiré sumido en esta soledad que cada vez invento con más ansias, que lleno del eco del teclado, con letras que siempre consiguen ayudarme a olvidar. Con líneas que realzan el ámbar de la calle y el negro techo que me recuerda las malditas ganas que tengo de ti.

Y la ancha y vacía cama donde tiendo mi cuerpo, cansado de esperar que suceda aquello que solo maquino en mis ojos y donde nunca resonará el eco del "te amo" que olvidaste al cruzar la puerta.