1/09/2010

Just let me...

Si ya no queda nada más por vivir, por respirar...

Déjame ir, morir, descansar de este peso que cargo, de este malestar de sentirte cerca, lejos.
Entiende que muero con cada recuerdo no vivido, con cada momento olvidado por la ausencia de nosotros, es difícil, imposible, soy débil, débil.
Me despido para siempre, no tiene sentido seguir con la farsa, no tiene sentido seguir con la tortura.

Agradezco, sí, el tiempo perdido en conocernos, el tiempo gastado en conversaciones que ahora no valen nada.
Valió la pena el viaje, me abrió los ojos a la cruda realidad, aquella que me rehusaba a palpar; la caída fue fuerte, estrepitosa, pero me despertó de tan agradable y traicionero sueño.

Ahora sigo adelante, contigo atrás, en lo que más aborrezco de mí. La vergüenza de haberme permitido sentir marcará por siempre mi rostro, mis lágrimas, mi sudor.

Adiós. Que te sea de provecho el todo.

(aunque queda la interrogante... ¿acaso algo de esto fue real?)

Y la respuesta dada por tu mirada: fue limitado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario