5/24/2013

Sentir

La vio a los ojos, tomó su rostro, pero no la besó. Solo la vio, quería recordar aquellos ojos, nariz, labios, frente; quería grabar para sí aquel rostro del que se enamoró, aquella sonrisa que muchas noches consiguió robar, aquella mirada de ternura, quería recordar aquel amor.
Entonces la acercó a su cuerpo, la abrazó fuertemente, como cuando lo hacían cuando no se veían luego de horas y eso parecía una eternidad, sentir su espalda, cintura y cuello, el candor de su cuerpo y las manos de ella aferrando su espalda, no dejándolo ir.
De pronto la besó. No quería olvidar la textura de sus labios, su aliento en su boca, su respiración suave y agitada, su lengua siendo parte de aquel acto, el mismo que siempre conseguía encender la pasión. Sus bocas permanecieron juntas por muchos minutos, él recordó cuando se amaron intensamente, le hizo recordar aquel momento prohibido.

No era la primera vez que lo hacía, le gustaba recordar los paseos, el verse porque sí y no con un propósito salvo que este sea estar los dos. Saber que se habían visto unas horas y añorar que pasen las nuevas para volver a estar. Conversar y permanecer, no tener miedo, no dudar, no encontrarse en un hoyo donde la única salida era la partida.

Pero gritar te amo y decir su nombre seguía sin ser una opción.

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