2/10/2009

Compensación

Oscuro. Oscuro. Una bengala. Fugaz. Efímera. Oscuridad densa, palpable. Le era familiar. Como el sótano, su pequeña prisión. Su pequeño cuarto, solitario, oscuro, silencioso. Se puso de pie, limpió sus ropas y siguió caminando. Oscuro, pero a pesar de eso ella sabría llegar.

(Cogió el espejo y lo arrojó contra la puerta. Lloraba, sollozaba, gemía. Se arrodilló y vio su triste mirada fragmentada. Cerró los ojos, se golpeó el rostro con una mano, con la otra se jaló los cabellos. Comenzó a gritar, a insultarse, a odiarse. Recogió un fragmento. Unos ojos la miraban amenazante, le retaban a hacerlo. Extendió el brazo izquierdo y...)

De pronto el camino se acabó. Llegó a una gran puerta. Sin respuesta a sus llamados, la empujó y entró. Ténue luz. Una danzante llamarada. Cerró la puerta y el fuego dejó de parpadear. Escuchaba sus voces. Sentía sus miradas. Su sucia esencia.

(Sonrió. La sangre brotaba. Sonrió aun más. Seguía fluyendo, seguía corriendo y ella sonriendo y riendo. Llenó una botella del purpúreo líquido. Espeso. Brillante. Lleno de vida y muerte. guardó el recipiente, abrió otra botella y bebió...)

"Vino, casi coinciden" le dijeron. Saltó al abismo y desapareció poco a poco en lo hondo de su negro corazón. Cayó y cayó. Cerró los ojos, extendió ambos brazos, sintió el fuerte viento y la aparatosa caída. Seco. Sin eco ni rebote alguno. No respiraba. No pensaba. Nada. Se había esfumado al fin.

(La vida que tanto odiaba. Aborrecía el todo. La nada también. El salado sabor de la tristeza y el amargo de su libertad. Siguió bebiendo. ¡Dulce embriaguez! Jubilosa pócima. Placentera, adormecedora, ensoñadora. El dolor desaparecía con cada sorbo que no daba. "Oscuro". Carmesí. Tocaron a la puerta. Su brazo, la sangre, un gran río. Insistieron los golpes. Cada vez más fuertes. Fragmentos, miles. Veía fijamente su inútil esfuerzo por...)

Huir de ahí le trajo felicidad. Era algo que tenía que hacer. Volvió en sí. Siguió caminando. Faltaba poco. La redención. El ascenso. Su perdón. Vio la luz a lo lejos. Pequeña. Brillante. Echó a correr, tropezaba. Caía. La tan palpable y horrenda oscuridad. ¡La odiaba! Como la odiaba. Siempre trató. Nunca se rindió. Era indispensable.

(Respirar y vivir... morir. Bebió más. Toda la botella. El oscuro brebaje se había agotado. Sonrió. Lanzó la botella contra la puerta. Un último esfuerzo. Le venció el cuerpo. Gritó. Gritó. Murió. Siempre fue indispensable...)

Morir con el odio perdonado y la pena consolada. La luz. Su eterno perdón. Nunca la odió. Siempre. Siempre la amó.

1 comentario:

  1. La oscuridad es tan profunda que pronto llega a ser como luz.

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