1/19/2009

Preludio

Lanza un triste gemido,
entrecortao,
disforzado.

Un hondo eco
asalta el recinto,
nada ni nadie,
pura soledad.

Infinto llanto,
desgarrador,
cargado de odio.

Vomitivas voces,
hediondas sombras,
pestilencia absoluta.

¡Detente!
¡No sigas!
No deberías...

No es arte,
ni literatura,
es una invocación.

Te lo advierto...
¡aparta tus ojos!
¡nubla tu mente!

[...]

Liberado estoy,
ya nada temo,
el mal...

descansa en ti,
lo apartaste de mí,
lo cercenaste al fin.

No hay antídoto,
no hay forma,
ya está en ti.

No me culpes,
yo te advertí,
aunque tarde, sí.

1 comentario: