1/11/2009

... (16)

Llena mis oídos
con réquiems tan fúnebres
como los de tu entierro.

Llena mis ojos
con esa claridad tan exquisita
como la del interior de tu ataúd.

Llena mi boca
con manjares tan deliciosos
como con los que en vida te solías saciar.

Llena mi nariz
con el olor del barro y las húmedas raíces
con el que, ahora en muerte, te pudres.

Llena mi piel
de llagas y heridas,
hazla sangrar
y correr por todo el cementerio
para que los muertos malditos
vuelvan a deambular
y para que todo en la Tierra…
vuelva a ser felicidad.

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